La retina es una fina capa que recubre el interior del globo ocular, sobre la que inciden las imágenes para, desde ahí se transformadas en impulsos nerviosos que se trasladan al cerebro a través del nervio óptico. Está firmemente adherida al tejido que la soporta (epitelio pigmentario). Cuando ambos tejidos se separan, aunque sea sólo en parte, se produce lo que se denomina desprendimiento de retina. En esa situación esta se puede romper permitiendo que el líquido contenido en la cavidad vítrea la traspase.
El desprendimiento de retina es un problema ocular grave, que puede conducir a la ceguera, ya que, al separarse del tejido de soporte, la retina no puede funcionar y si se mantiene la situación puede resultar dañada de forma irreversible. Aunque puede producirse a cualquier edad, lo más frecuente es que se presente en personas de mediana edad o mayores de 65 años.
Síntomas del desprendimiento de retina
El desprendimiento de retina debe tratarse lo antes posible, con el fin de minimizar los daños sobre la misma y evitar la pérdida de visión. Sin embargo, el problema es que la sintomatología inicial en muchos casos no suele causar preocupación, ya que no se acompaña de dolor y no haberse producido pérdida de visión.
Los síntomas más relevantes, en relación inversa a su importancia, son los siguientes:
- Moscas volantes: se aprecian unos puntos oscuros que se desplazan al mover el ojo. Evidencian que se ha producido una alteración del vítreo.
- Destellos luminosos: suelen aparecer cuando ya se ha producido el desprendimiento de retina. Hay que ir inmediatamente al oftalmólogo.
- Cortina negra: alguna zona del campo visual aparece tapada por una especie de cortina. La rotura de la retina es más amplia.
- Distorsión de imágenes: puede haber resultado dañada la mácula, que es la parte central de la retina.
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Pérdida de agudeza visual: suele ser significativa y acompañar a la distorsión de las imágenes.
Causas del desprendimiento de retina
Las causas de un desprendimiento de retina pueden ser múltiples. En personas sanas, por ejemplo, puede deberse a un traumatismo ocular producido por un golpe seco y fuerte.
El envejecimiento es otra de las posibles causas, ya que puede causar un adelgazamiento de la retina, con el subsiguiente deterioro. Sin embargo, en las personas mayores lo más frecuente es que se deba al deterioro del cuerpo vítreo, que está adherido en distintos puntos a la parte posterior de la retina. Este deterioro provoca su encogimiento, de modo que tira de la retina en los puntos de adhesión, pudiendo llegar a provocar alguna pequeña rotura.
Sin embargo, también puede ser secundaria a otras enfermedades oculares que cursen con inflamación o procesos hemorrágicos. Asimismo, puede ser consecuencia de una retinopatía diabética, que es una de las posibles complicaciones de una diabetes mal controlada. En estos casos no suele producirse inicialmente la rotura de la retina, sino tan solo su desprendimiento progresivo del tejido subyacente, lo que hace que en este caso el desprendimiento de retina sea crónico.