Tanto la gripe como el resfriado común son enfermedades infecciosas causadas por virus, es decir, por agentes infecciosos que no responden al tratamiento con antibióticos. Suelen infectar a través de las vías respiratorias, y aunque se acompañan con sintomatología a este nivel (tos, estornudos, rinorrea, etc...), también lo hacen con sintomatología general que traduce la diseminación vírica por vía sanguínea.
El frío puede modificar las condiciones de la circulación sanguínea a nivel de las mucosas, facilitando la entrada de los virus en el organismo. La transmisión del contagio se realiza a través de las gotitas expelidas por el portador en el aire y que puede contaminar las manos.
Diferencias básicas
Algunos de los aspectos que nos pueden ayudar a distinguir cuando estamos en presencia de un cuadro de gripe o de resfriado común son:
La gripe suele presentarse de forma epidémica, es decir, se manifiesta por la aparición brusca de un gran número de casos a la vez. En nuestro país el periodo en el cual se presentan estos brotes suele estar comprendido desde octubre a abril. Fuera de estas fechas establecer el diagnóstico de gripe es mucho más difícil, si bien no imposible.
En el caso de la gripe la vacunación suele ser eficaz, aunque los virus de la gripe cambian a menudo, y a veces se produce un brote por virus diferentes a los que contiene la vacuna, lo que hace que sea poco eficaz. Por eso, la vacuna se modifica todos los años (para que sea lo más efectiva posible).
Dígame qué síntomas presenta
Las manifestaciones clínicas diferenciales respecto a los síntomas las resumimos a continuación:
- Fiebre. La presencia de fiebre alta (entre 38º C y 40º C), desde el comienzo de la enfermedad y que se suele prolongar durante los tres primeros días, es una de las principales características de la gripe. En el caso del resfriado común la presencia de fiebre alta es mucho más rara, en los adultos puede haber una ligera elevación de la temperatura de no más de un grado centígrado. En niños y jóvenes esta elevación de la temperatura puede ser más frecuente.
- Tos. En la gripe es habitual y puede llegar a ser importante. Es de características no productiva (tos “seca”, sin esputos). En los resfriados es moderada.
- Dolores musculares o mialgias. Propios de la gripe. Popularmente conocido como "trancazo" por recordar el estado tras ser apaleado con una tranca. Se manifiestan preferentemente en los músculos largos de las extremidades y de la espalda y pueden ir acompañados de dolores articulares. Produce un gran quebrantamiento en el paciente. En el caso de los resfriados no están presentes o son moderados.
- Dolor de cabeza o cefalea. Con frecuencia presente desde un principio y de forma intensa en el caso de la gripe, es junto con los dolores musculares, una de las manifestaciones más molestas. En el caso del resfriado la presencia de dolor de cabeza es rara.
- Estornudos. Constituyen uno de los síntomas cardinales del resfriado común (junto con la congestión y secreción nasal, dolor de garganta y tos). En el caso de la gripe no son frecuentes.
- Secreción nasal. Muy frecuente y abundante en los resfriados, su presencia en la gripe es ocasional.
- Dolor de garganta. Más propio del resfriado común que de la gripe.
- Irritación ocular. Más frecuente en el resfriado común que en la gripe.
¿Cómo prevenir y tratar estas afecciones?
En el caso de la Gripe la vacunación es eficaz, aunque debe puntualizarse que los virus de la gripe cambian a menudo. Por eso, la vacuna se modifica todos los años (para que sea lo más efectiva posible) y por eso, el hecho de haberse vacunado el año pasado no confiere protección para el año en curso. La protección se desarrolla a las 2 semanas de haber recibido la vacuna y puede durar hasta un año. Por consiguiente, es necesario vacunarse cada año.
En relación al resfriado común la prevención resulta difícil por lo azaroso del estilo de vida actual. Sin embargo algunos consejos prácticos serán de utilidad tanto para la prevención de la gripe como del resfriado.
Decálogo de consejos contra las infecciones viricas respiratorias altas
- Higiene escrupulosa de las personas afectadas. Evitar tocarse la nariz y llevársela a la boca. Cubrirse la nariz con un pañuelo al estornudar, para evitar diseminar las gotitas contagiosas.
- Reposo en cama mientras el estado general esté alterado.
- Evitar aglomeraciones, ambientes cargados y si se es fumador abstenerse.
- Beber abundantes líquidos para fluidificar las secreciones y combatir la deshidratación si existe fiebre.
- Dormir con la cabeza elevada en la almohada para aliviar la congestión nasal.
- Realizar gargarismos con agua tibia disolviendo un poco de sal y bicarbonato.
- Lavarse las fosas nasales con agua tibia o con un poco de sal o instilarse unas gotas.
- Vacunarse contra la gripe en el mes de noviembre tras consultar con el médico.
- Utilizar analgésicos habituales si lo precisa. Para productos anticatarro, consultar al médico.
- Nunca utilizar antibióticos sin la receta de su médico. No tienen acción contra los virus.
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