La enfermedad de Cushing es provocada por la existencia de un tumor benigno (adenoma) o un crecimiento excesivo de la hipófisis, una glándula localizada en la base posterior del cerebro, lo que provoca que se produzcan niveles excesivos de corticotropina. Esta a su vez estimula la producción y secreción de cortisol, una hormona del estrés encargada de controlar el metabolismo de los carbohidratos, las grasas y las proteínas, además de reducir la respuesta del sistema inmunitario ante la inflamación.
Síntomas de la enfermedad de Cushing
La enfermedad de Cushing afecta sobre todo a mujeres de 20-40 años de edad, pero también la padecen los hombres. Los síntomas más frecuentes son los siguientes:
- Aumento de peso por acumulación de grasa en la cara y en el tronco, pero no en brazos y piernas.
- Las extremidades adelgazan porque los músculos de los hombros y de las caderas se atrofian y aparece debilidad muscular.
- Cara redonda, roja y llena a la que se denomina cara de luna llena.
- Fatiga.
- Hipertensión arterial.
- Dolor de cabeza.
- Aumento de la sed y la micción.
- La piel se vuelve frágil y fina, y aparecen fácilmente moratones o pequeñas lesiones de color rojo intenso o azuladas. Si se produce una herida o un traumatismo, la cicatrización es prolongada y defectuosa. En ocasiones, se observan infecciones por hongos en la piel o las uñas. En la cintura, los hombros y los muslos aparecen estrías verticales de distensión, de color púrpura.
- Dolor de espalda, que ocurre con las actividades rutinarias.
- Dolor o sensibilidad en los huesos.
- Acumulación de grasa entre los hombros, formando lo que se conoce como joroba de búfalo.
- Desmineralización de los huesos, con la coniguiente aparición de fracturas, preferentemente de las costillas y la columna vertebral.
- En las mujeres, crecimiento excesivo de vello en la cara, el cuello, el pecho, el abdomen y los muslos.
- Ciclo menstrual irregular o desaparición del mismo.
- En los hombres se puede producir pérdida del deseo sexual o impotencia.
- Depresión, ansiedad o alteraciones del comportamiento.
Tratamiento de la enfermedad de Cushing
La enfermedad de Cushing es una afección grave que requiere un tratamiento rápido y correcto. Si la enfermedad no se trata adecuadamente, o si el tratamiento se instaura demasiado tarde, pueden aparecer diversas complicaciones, como la fragilidad ósea, fracturas vertebrales por compresión, diabetes, hipertensión arterial, los episodios de trombosis arterial y venosa, y la disminución de las defensas inmunitarias del organismo con aumento del riesgo de infecciones.
El tratamiento implica la extirpación quirúrgica del tumor hipofisario. Después de la cirugía, la hipófisis puede comenzar lentamente a funcionar de nuevo y retornar a la normalidad, aunque se puede requerir un aporte endógeno de cortisol o incluso aplicar radioterapia sobre la hipófisis.
En el caso de que ni la eliminación del tumor o la radioterapia sean eficaces, habrá que extirpar las glándulas suprarrenales.
La extirpación del tumor puede llevar a una recuperación completa, aunque dicho tumor puede crecer de nuevo.