La mayor parte de los fármacos que se utilizan en el tratamiento del cáncer atacan tanto a las células cancerosas como a las sanas, especialmente aquéllas que se caracterizan por crecer rápidamente. Este seria el caso de las células productoras de sangre en la médula ósea, las de la boca, del tracto digestivo, del sistema reproductor y los folículos del pelo.
La mayor parte de los efectos adverso de la quimioterapia se originan por esta razón:
- Anemia.
- Cansancio.
- Náuseas.
- Vómitos.
- Caída del pelo.
- Alteraciones de la piel y las uñas, etc.
Sin embargo, la mayoría de los nuevos fármacos han sido diseñados para atacar exclusivamente a las células cancerosas señaladas por un marcador tumoral concreto, por lo que se reducen de forma significativa la incidencia y la intensidad de los efectos adverso propios de la quimioterapia.
Aunque la intensidad con que se producen y su duración depende del tratamiento que se sigue y de cada persona, actualmente se administra a los pacientes algunos medicamentos destinados especialmente a reducir la aparición de náuseas y vómitos, aunque no siempre se logra este objetivo. Es fundamental advertir al médico de cualquier efecto adverso que aparezca para que éste le informe de las medidas y productos de higiene, alimentación o prevención que debe adoptar para reducir su intensidad. Desafortunadamente, en general no es posible evitar la caída del pelo.
En lo que respecta a la radioterapia, los principales efectos adversos son el enrojecimiento de la piel de la zona irradiada y una sensación de ardor. Además se puede desarrollar una hipersensibilización a la radiación. El uso de geles y champús neutros, protegerse del sol e incluso evitarlo son medidas útiles para minimizar las molestias propias de estos efectos adversos.
