Desafortunadamente, el cáncer de pulmón es en la actualidad la primera causa de muerte por cáncer, tanto en hombres como mujeres. Se desarrolla, con mayor frecuencia, entre los 45 y 70 años. La principal causa del desarrollo de este cáncer es el tabaco.
El cáncer de pulmón puede ser primario, cuando se inicia en los bronquios o en los sacos aéreos de los pulmones llamados alveolos. O bien, puede ser un cáncer de pulmón metastásico, es decir, que se ha originado en otro órgano y se ha diseminado hasta los pulmones.
Cuando el cáncer de pulmón es primario puede ser de dos tipos:
- Cáncer no microcítico: o carcinoma de células grandes. La mayoría de estos cáncer pertenecen a esta categoría, más del 80 %. Es un tumor que crece lentamente, pero el 40 % de las personas que son diagnosticadas suelen tenerlo diseminado en otras partes del organismo.
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Cáncer microcítico: también se le conoce como carcinoma de células pequeñas, tiene menor incidencia entre los adultos; sin embargo, es muy agresivo. Este cáncer crece con mucha rapidez y en la mayoría de las ocasiones, cuando se detecta, ya se ha metastatizado.
Otros tipos de cáncer de pulmón menos comunes son: carcinoides bronquiales, carcinomas de las glándulas bronquiales o cáncer del sistema linfático.
Causas y síntomas del cáncer de pulmón
El principal factor de riesgo para padecer cáncer de pulmón es el tabaco. Este hábito produce el 85% de los casos. La probabilidad de desarrollar un cáncer de este tipo dependerá de la cantidad de tabaco que se fume y los años que se lleve con este hábito. Un exfumador tiene mayor probabilidad de padecer un cáncer de pulmón que una persona que no haya fumado nunca, aunque bastante menos que si continuara.
Otras causas que puede incidir en la manifestación de la enfermedad son: la contaminación atmosférica, estar expuesto a sustancias carcinógenas o ser un fumador pasivo. Y por supuesto, la predisposición genética.
El cáncer de pulmón es una enfermedad muy silenciosa, por lo general, no presenta síntomas hasta que no está muy avanzado. Los síntomas dependerán de la extensión y la localización del tumor.
Los síntomas más frecuentes relacionados con el aparato respiratorio:
- Tos persistente o que se agrava con el tiempo.
- Dificultad para respirar.
- Dolor de pecho.
- Sangrado con la tos.
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Otros síntomas como pérdida o cambios en la voz o sensación de que no puede ingerir bien los alimentos, se producen con menos frecuencia.
Cuando el cáncer está avanzado, es frecuente presentar un cansancio permanente, adelgazamiento rápido no justificado, dolor de huesos, debilidad, confusión o fiebre.
Diagnóstico del cáncer de pulmón
La primera prueba que suele recomendar el médico ante la sospecha de un cáncer de pulmón es una radiografía torácica. Con ella podrá detectar si existen sombras en los pulmones. Sin embardo, la radiografía puede pasar por alto pequeños tumores, por lo que se complementará con otras pruebas de diagnóstico por imagen: tomografía computarizada (TAC), tomografía por emisión de positrones (PEC).
Para determinar si las células son cancerosas y de qué tipo, la prueba determinante es la biopsia. El tratamiento varía según el estadio en que se encuentra el cáncer y el tipo que sea. El microcítico tiende a desarrollarse más rápidamente y por lo general no responde bien a la cirugía y la radioterapia. La cirugía puede ser una opción en las fases menos avanzadas (estadios I y II y en algunos casos el IIIA) del cáncer de pulmón no microcítico, el oncólogo decidirá si se debe complementar con quimioterapia y/o radioterapia.
Asimismo, para determinar el tipo de quimioterapia que se debe administrar puede ser muy útil un estudio genético de la muestra extraída en la biopsia. La presencia de determinadas mutaciones genéticas puede determinar si existe resistencia a algún fármaco o si, por el contrario, el paciente podría favorecerse de un tratamiento específico por vía oral que ha demostrado su eficacia en pacientes no fumadores, especialmente en mujeres.