El ritmo del sueño del bebé, sobre todo al principio, puede no coincidir con el de los padres. Es conveniente aprovechar los momentos del día que permita el bebé para descansar.
Aprender a dormir es un proceso. Poco a poco el bebé irá adquiriendo la madurez necesaria para establecer sus rutinas de sueño, aprenderá a distinguir el día de la noche, a conciliar el sueño e irá aumentando el número de horas seguidas de sueño. Este aprendizaje será más fácil si el bebé se encuentra acompañado, en un ambiente de seguridad y tranquilidad.
La habitación debe ser alegre y estar bien acondicionada, con una temperatura media constante entre 19º y 20º, un ambiente tranquilo, buena ventilación y sin objetos que acumulen polvo.
- El recién nacido debe dormir en una cuna amplia, aunque durante las primeras semanas pueden utilizarse capazos de transporte o los conocidos como moisés.
- Debe dormir en decúbito supino (boca arriba). Con esta postura se reduce a la mitad la incidencia del “Síndrome de Muerte Súbita del Lactante”
- Sin almohada.
- En colchón de base dura.
- Sin arroparle excesivamente.
- Sin la cadena del chupete, sin el babero anudado al cuello y sin “imperdibles” aunque éstos sean de seguridad.
- La separación entre los barrotes de la cuna debe ser inferior a cinco centímetros, para que no pueda meter la cabeza.
- No se debe tener al bebé cerca de una fuente de calor.
- El bebé debe estar en un ambiente sin humo.
- Evitar siempre el acceso a animales de compañía.
- No es recomendable que el recién nacido duerma en la misma cama que la madre/los padres por el riesgo de asfixia o aplastamiento accidental.
