¿Un baño diario? No es necesario. Los pediatras advierten que el abuso de jabones, una temperatura excesiva del agua y una frecuencia y duración del baño excesiva pueden causar sequedad en la piel del bebé o incluso la aparición de una dermatitis. Sin embargo, es frecuente que los padres bañen diariamente a su hijo y preferiblemente por la noche, porque consideran que ello les relaja y dormirán mejor.
Los expertos aconsejan limitar el baño a una o dos veces por semana, aunque las manos hay que lavarlas a menudo. También hay que aprovechar los cambios de pañal para lavar los genitales y, cuando sea necesario, las axilas, el cuello y todas las zonas de su cuerpo en las que haya pliegues. Pero si se opta por el baño diario hay que usar un jabón especial en pequeñas cantidades o lavarlo solo con agua. En cualquier caso, no se considera conveniente poner al niño en la bañera hasta que se haya caído el cordón umbilical. Mientras esto ocurre se debe lavar al niño con una esponja muy suave.
El baño del bebé debe realizarse en una bañera especial para él, colocada sobre una superficie alta con el fin de garantizar el control sobre su cuerpo. No debe llenarse con más de cinco o seis centímetros de agua templada, a una temperatura de aproximadamente 30 grados. Hay que sumergirlo lentamente sin dejar de sujetar su cabeza y mojarle de vez en cuando para mantener la temperatura de su cuerpo.
El lavado debe hacerse con poco jabón, utilizando la mano o una esponja muy suave. Los ojos y la cara es mejor lavarlos con un algodón humedecido o con una toallita muy suave, lo que facilitará eliminar las mucosidades que se hayan podido acumular.
Después de enjuagarle hay que envolverlo en una toalla, si es posible con capucha, y secarle con mucha suavidad, sin frotar. Luego se le puede poner aceite o leche hidratante específicos para bebés. Hay que desvestirlos y vestirlos en el mismo lugar en que se ha realizado el baño para evitar contrastes de temperatura ambiental.