Lo habitual en las revisiones ginecológicas habituales y en los inicios del embarazo es que la ecografía se efectúe en 2D, que proporciona una imagen plana y en blanco y negro, que en el monitor aparece en tiempo real.
Pero que a la hora de imprimir esa imagen es estática, lo que obliga al especialista a buscar la posición que ofrece una mejor visión antes de proceder a su impresión, si bien para los no expertos muchas veces es difícil de diferenciar el contenido de la imagen, incluso cuando se trata de la de un feto en la fase inicial de embarazo; tanto, que en ocasiones es incluso muy complicado diferenciar el sexo del bebé.
Sin embargo, a partir de los años 90 se incorporaron a las consultas de Ginecología los ecógrafos 3D, que aportaban una mejora sustancial en relación con sus predecesores con la incorporación de la profundidad, ya que permiten una observación tridimensional del feto, ofreciendo por tanto una mayor nitidez de imagen. Aunque en el caso de las ecografía 2D se pueden detectar posibles malformaciones a anomalías fetales, la perspectiva de dimensión volumétrica y esa mayor nitidez facilitan notablemente las posibilidades de este tipo de diagnóstico.

Nuevamente, la imagen del monitor se visualiza en tiempo real e incluso en color, lo que facilita la observación de muchos detalles impensables con las de 2D. Luego, el ginecólogo puede congelar una imagen e imprimirla, de tal modo que se puede apreciar con bastante nitidez la imagen del feto e incluso de su cara. Para los padres, por supuesto, el impacto emocional de ver a su hijo es mucho mayor que con la que proporcionan las ecografías bidimensionales, más borrosas y en blanco y negro.
La última generación de ecógrafos, la denominada 4D, ofrece una nueva dimensionalidad, especialmente para las podres, ya que permite grabar un video en tiempo real de la actividad fetal en el vientre materno con todo lujo de detalles. Es la imagen más real y de mayor calidad que se puede ofrecer.
El mejor momento para realizar este tipo de ecografía corresponde a las semanas 25 a 30, ya que se podrán apreciar mejor los rasgos de la cara del bebé, los bostezos, como se chupa el dedo o mueve los brazos, etc. Sin embargo, en la actualidad la ecografía 4D no es una acción rutinaria y los padres que deseen guardar este recuerdo de su hijo durante el embarazo habitualmente deben pagar por ello.