El creciente interés sobre la alimentación correcta y sana se suele unir con el deseo de controlar el peso .Y a la vez que en las consultas del endocrinólogo se certifica ese deseo, también las propuestas de Internet se multiplican, a veces de manera confusa.
En Internet aprendemos todos y de todo. Es una fuente de consulta inagotable; sin embargo, junto a información de gran valor tanto para el profesional como para el profano, abundan las propuestas "paranormales".
Si nos referimos al campo de la nutrición, hay veces que se llega a extremos en el límite de lo inefable: Dietas pintorescas, píldoras "definitivas", consejos salutíferos asombrosos, cremas "come grasas", ungüentos que devuelven la juventud, líquidos potenciadores, crece-pelos, quita-arrugas, marca-bíceps, pierde-tallas... Todo rápido y sin complicaciones.
Efectivamente, Internet ofrece gran cantidad de información útil sobre salud y nutrición y muchas personas saben aprovecharla. Uno de cada cuatro europeos recurre a Internet para buscar información sobre la salud. No obstante, esta opción tiene sus riesgos.
Desgraciadamente, en Internet podemos encontrar materiales de diferentes grados de fiabilidad. Cualquiera puede "colgar" una página en la red, bien sea para informar y educar o para ofrecer información fantasiosa, vender o beneficiarse personalmente.
¿Se puede dar por sentado que los organismos reguladores garantizan la calidad de la información que aparece en Internet? Si bien es cierto que la Comisión Europea ha elaborado más de 15 directivas relacionadas con este tema en los últimos años, resulta extremadamente difícil hacer que se cumplan plenamente en toda Europa.
Además, Internet ofrece acceso a contenidos elaborados fuera de Europa que no están cubiertos por la legislación de la UE. Como usuarios de la red, ¿cómo podemos decidir si la información que leemos es fidedigna y de buena calidad?
Cinco consideraciones útiles:
- Un método bastante seguro es el comenzar la búsqueda de información a través de portales y sitios web acreditados, relacionados con la salud y la nutrición.
- Elegir fuentes de información ligadas a organismos gubernamentales, sociedades o asociaciones médicas o científicas, fundaciones o universidades.
- Acostumbrarse a consultar y contrastar varias fuentes de información nutricional y de salud, lo cual aumenta la probabilidad de obtener información imparcial y práctica. Aunque no haya garantía total de la fiabilidad de las fuentes y la información, tendrá más posibilidades de hacerse una idea de cuál es la visión más generalizada sobre el tema, lo que le proporcionará un fundamento sólido para tomar decisiones acerca de su salud.
- Algunos sitios web presentan información parcial o poco creíble: material claramente promocional, escrito de forma sensacionalista, mal estructurado, sin historial ni apoyo profesional, con grandes letras mayúsculas, colores llamativos y…¡¡¡signos de exclamación!!!
- Contrastar la información consultada con la opinión del médico o especialista en Endocrinología de vuestra confianza.