El codo de tenista es una lesión que afecta a los tendones que se insertan al epicóndilo. El codo de tenista o epicondilitis lateral es una lesión que se caracteriza por la inflamación de los tendones de los músculos que se inserta en el epicóndilo lateral, una protuberancia del extremo inferior, externo y lateral del húmero, situado junto al codo.
A pesar del nombre no se trata de una lesión exclusiva de los tenistas, sino de todas aquellas personas que por profesión –pintores, cocineros, carniceros, albañiles, etc.–realizan de manera habitual movimientos repetitivos de supinación del antebrazo, es decir, aquél que hace que hace girar la mano de dentro a fuera con extensión de la muñeca, de modo que la palma de la mano se mueve hacia arriba y hacia delante. En realidad, el movimiento que mejor lo define es el que efectúa el tenista al practicar el revés.
Este tipo de reiteración acaba causando pequeñas la irritación o pequeñas roturas fibrilares en el punto de fijación de los tendones en el epicóndilo lateral, lo que genera su inflamación y cursa con dolor, que empeora con el tiempo y que irradia desde la parte externa del codo al antebrazo e incluso la mano, lo que hace que se pierda fuerza en la función de agarrar un objeto. El dolor se puede intensificar al presionar en la parte exterior del codo o al flexionar la muñeca hacia atrás.
Tratamiento del codo de tenista
Como sucede con cualquier tipo de tendinitis, el reposo es la medida terapéutica más inmediata, junto a la aplicación de frío sobre el epicóndilo lateral dos o tres veces al día, pudiéndose utilizar antiinflamatorios para reducir la inflamación y reducir el dolor si esta situación persiste a pesar del reposo.
La fisioterapia es otra parte importante del tratamiento de este tipo de lesión, especialmente con la realización de ejercicios de estiramiento que permitan fortalecer los músculos del brazo. Además existen ortesis especiales que se colocan en torno a la parte superior del codo y que permiten reducir la presión que se ejerce sobre los músculos de esa parte del brazo.
No obstante, hay que tener en cuenta otros aspectos importantes, de carácter físico y ergonómico. Así los tenistas deben plantearse, por ejemplo, modificar la técnica del golpe de revés o cambiar el grosor del puños de la raqueta. Si la lesión surge como consecuencia de un uso continuado del ratón y/o el teclado del ordenador, se tendrá que modificar el puesto de trabajo estableciendo la relación distancia, altura y posición para no se fuercen los movimientos de supinación del antebrazo.
Hay que tener en cuenta que si persiste la causa de la lesión, ésta se puede cronificar, persistiendo la inflamación y el dolor y, consecuentemente, limitando la funcionalidad del brazo. En tales casos puede llegar a ser necesaria la cirugía para tratar adecuadamente la lesión.