El pronóstico de la demencia depende fundamentalmente de la causa que la genera, aunque puede variar en cada persona a tenor de la edad y su estado general de salud. Tanto es así que la esperanza de vida puede oscilar entre unos meses o 20 años.
La demencia de peor pronóstico es aquella causada por enfermedades neurodegenerativas, como es el caso de la Enfermedad de Alzheimer, los cuerpos de Lewy o la Enfermedad de Pick. Evolucionan lentamente, incapacitan totalmente a la persona que la sufre y llevan invariablemente al fallecimiento del paciente. En la enfermedad de Alzheimer el tratamiento farmacológico puede permitir que la progresión sea más lenta, pero no curarla. En las otras dos, no hay tratamiento específico.
En el caso de la demencia vascular, el pronóstico dependerá de la intensidad del ictus y de que no se produzcan nuevos accidentes cerebrovasculares. La pérdida de memoria, las alteraciones del lenguaje y la parálisis lateral pueden llegar a revertirse, pero pueden durar mucho tiempo e incluso no recuperarse del todo.
En otros casos, como la demencia causada por déficit de vitamina B12, el tratamiento temprano puede llevar a la recuperación total de la memoria.
Pero en términos generales, el pronóstico de las demencias que no son degenerativas dependerá de la gravedad de las lesiones cerebrales que se hayan producido.