El cáncer de ovarios es el segundo cáncer más frecuente del aparato genital femenino, tras el cáncer de endometrio. En la mayoría de los casos (70-80%) el cáncer de ovarios se diagnostica en fases avanzadas de la enfermedad, lo que reduce las posibilidades de supervivencia, siendo la cuarta causa de muerte por cáncer en mujeres tras el cáncer de pulmón, mama y colon. A ello contribuye el hecho de que no se dispone en la actualidad de pruebas que faciliten el diagnóstico precoz y que no causa síntomas hasta que se encuentra en fases avanzadas.
Existen algunos factores de riesgo conocidos para el cáncer de ovarios. Las mujeres que no han tenido hijos presentan un mayor riesgo, mientras que éste es menor en aquéllas que han utilizado anticonceptivos orales. Asimismo, entre un 5 y un 10% de los casos son un cáncer hereditario al transmitirse de madre a hija las mutaciones genéticas BCR1 y BCR2
Entre los síntomas más frecuentes se encuentran los siguientes:
- Distensión abdominal progresiva.
- Sensación de saciedad incluso cuando se ingieren pequeñas cantidades de alimentos.
- Molestias en la pelvis y la región abdominal no justificadas.
- Molestias al orinar y durante la deposición.
- Sangrado vaginal anormal.
La cirugía es la principal opción de tratamiento del cáncer de ovarios. En fases iniciales de desarrollo se extrae la totalidad del tumor, pero cuando éste se ha extendido a zonas adyacentes también se reseca todo el tejido que visualmente se encuentra afectado. La cirugía se complementa con quimioterapia.