El orgasmo es la culminación de una relación sexual, un clímax que produce una sensación de liberación repentina y placentera de la tensión acumulada desde el momento en que se inicia la fase de excitación. Es en ese momento en que se generan una serie de espasmos musculares intensos que resultan altamente agradables, a lo que ayuda la liberación de endorfinas que se produce de forma simultánea.
Las mujeres experimentan el orgasmo de maneras diferentes, aunque por lo general éste se caracteriza por el hecho de que la aceleración del ritmo cardíaco, la respiración y la presión sanguínea alcanzan su cota más elevada y la vagina, el útero, el ano y los músculos pélvicos se contraen entre cinco y diez veces a intervalos de menos de un segundo. No obstante, algunas mujeres pueden sentir el orgasmo en todo su cuerpo e incluso orgasmos múltiples.
El orgasmo apenas dura unos instantes y después se entra en lo que se conoce como fase de resolución en la que se produce una relajación general de todo el cuerpo, la normalización de la circulación sanguínea y la respiración, y con ello una sensación de gran placidez, cansancio e incluso somnolencia.
La falta de control sobre la eyaculación, como es el caso de la eyaculación precoz, puede hacer que el hombre no pueda alcanzar el orgasmo. Del mismo modo, muchas mujeres confiesan no alcanzarlo de forma habitual e incluso nunca (anorgasmia). Es muy importante que la pareja hable de ello, pues la experimentación y la información podrán mejorar su práctica sexual y aprender a controlar la eyaculación en el caso del hombre y a potenciar su excitación en el de la mujer. La terapia de pareja puede ser una buena opción para resolver esta disfunción sexual.