Los anticonceptivos son esencialmente necesarios cuando se tienen relaciones sexuales esporádicas y con diferentes parejas, cuando se esta iniciando una relación y cuando, teniendo pareja estable, no se desea tener hijos. En cualquiera de estas situaciones el miedo a un posible embarazo puede cohibir el acto sexual hasta el punto de no disfrutar de él.
En la actualidad se dispone de numerosos anticonceptivos por lo que, desde el conocimiento e incluso con el consejo médico, puede elegirse aquel que se adapte mejor a las circunstancias de cada persona y edad. El criterio principal lo define la frecuencia con que se tienen relaciones sexuales, si se tiene o no una pareja estable o cómo se haya planificado la formación de la familia.
Dando el arsenal de métodos anticonceptivos de que se dispone los menos aconsejables son los etiquetados como métodos naturales, ya que tienen un elevado índice de fallo:
- El Ogino, basado en la abstinencia durante los días fértiles.
- La temperatura basal, para conocer cuál es el momento de mayor riesgo de embarazo.
- El método Billings que determina los momentos de fertilidad estudiando el moco cervical.
Los llamados anticonceptivos de barrera, como el preservativo, el dispositivo intrauterino (DIU) o el diafragma, se deben utilizar cuando no se tiene una pareja estable, se esta iniciando una relación o se tienen múltiples parejas sexuales. Su función principal es la de impedir el embarazo, evitando que los espermatozoides lleguen al óvulo, y, en el caso del preservativo, evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual.
Este último también debe utilizarse ante la sospecha de un olvido en la toma de la píldora por parte de la mujer. Estos métodos se pueden complementar con el uso de productos espermicidas.
Otra opción para la mujer son los anticonceptivos hormonales, que pueden administrarse por vía oral -la píldora (una pastilla diaria)-, o mediante inyecciones (una inyección cada dos meses), parches o implantes de progesterona (un pequeño tubo que se coloca bajo la piel). También está la llamada píldora de emergencia, que debe tomarse lo antes posible, dentro de un plazo máximo de 72 horas después de haber mantenido una relación sexual, lo que en ningún caso debe suponer que se recurra a ella de manera sistemática.
Por último, cuando existe una firme decisión consensuada por ambos miembros de la pareja de no tener más hijos, cabe el recurso de la esterilización completa, ya sea mediante una ligadura de trompas en el caso de la mujer, o una vasectomía en el del hombre. Son métodos en general no reversibles, como sucede con todos los demás.
Es importante que la pareja asuma conjuntamente la decisión sobre cuáles son los anticonceptivos más adecuados, teniendo en cuenta no sólo su seguridad, sino también los posibles efectos adversos. Pero debe hacerse teniendo la información adecuada, a lo que puede contribuir el ginecólogo.