La enfermedad de Huntington es una patología neurodegenerativa hereditaria que afecta de forma progresiva al control del movimiento, las funciones cognitivas y el estado emocional. Aunque es poco frecuente, su impacto en la calidad de vida es profundo, tanto para quienes la padecen como para sus familias.
En este artículo abordamos qué es, cómo evoluciona, qué síntomas presenta y cuál es la esperanza de vida en la enfermedad de Huntington, con el objetivo de ofrecer información clara, útil y cercana.
¿Qué es la enfermedad de Huntington?
La enfermedad de Huntington, también conocida como corea de Huntington, es un trastorno genético que provoca la degeneración progresiva de las neuronas, especialmente en zonas del cerebro encargadas del movimiento y el pensamiento. Se transmite de forma autosómica dominante, lo que significa que si uno de los progenitores tiene el gen alterado, hay un 50 % de probabilidad de heredar la enfermedad.
La enfermedad suele comenzar entre los 30 y los 50 años, aunque puede aparecer antes o después. A medida que avanza, limita la movilidad, el razonamiento y la autonomía de la persona. Actualmente no tiene cura, pero un diagnóstico temprano y un abordaje integral permiten mejorar el bienestar del paciente y su entorno.
Síntomas de la enfermedad de Huntington
Los síntomas de Huntington varían según la etapa de la enfermedad, pero en general combinan alteraciones motoras, cognitivas y emocionales. Su aparición es progresiva, y en muchos casos se agravan con el paso del tiempo.
Síntomas motores
El signo más característico es la corea, que consiste en movimientos involuntarios, bruscos e irregulares. Al principio pueden parecer pequeños gestos nerviosos, pero con el tiempo afectan a brazos, piernas, cara y torso, interfiriendo en la marcha, la coordinación o la deglución.
Además, puede aparecer rigidez muscular, pérdida de equilibrio, torpeza motora y dificultad para hablar. Estos síntomas, propios de enfermedades neurodegenerativas, suelen ser los más visibles.
Síntomas cognitivos y emocionales
A medida que avanza la enfermedad de Huntington, surgen alteraciones en la concentración, el razonamiento, la planificación y la memoria. La persona puede tener dificultades para seguir conversaciones o realizar tareas cotidianas.
En el plano emocional, es común observar cambios de humor, irritabilidad, depresión, ansiedad y apatía. En fases más avanzadas, puede desarrollarse demencia o pérdida casi total de la autonomía mental. El acompañamiento emocional y terapéutico resulta clave para sobrellevar esta evolución.
Esperanza de vida en la enfermedad de Huntington
Una de las preguntas más frecuentes cuando se recibe el diagnóstico es cuál es la esperanza de vida en la enfermedad de Huntington. Aunque la progresión varía de una persona a otra, los estudios indican que la media se sitúa entre los 15 y los 25 años tras la aparición de los primeros síntomas.
Factores que influyen en la esperanza de vida
La esperanza de vida en la enfermedad de Huntington depende de varios factores: la edad de inicio, la intensidad de los síntomas, la respuesta a los tratamientos y el acompañamiento recibido. La aparición en edades más tempranas suele asociarse a una evolución más rápida.
También influyen aspectos como la presencia de infecciones recurrentes (por ejemplo, respiratorias), la nutrición, el estado emocional, y la existencia de otras enfermedades crónicas que puedan agravar el cuadro general.
Pronóstico según etapas de la enfermedad
En fases iniciales, los síntomas pueden ser leves y permitir cierta independencia. A lo largo de los años, la enfermedad progresa hacia una dependencia total, con dificultad para moverse, hablar o tragar. La comunicación se vuelve compleja y es habitual necesitar asistencia permanente.
Las complicaciones más comunes en fases avanzadas, como neumonía por aspiración, caídas o desnutrición, son las principales causas de fallecimiento. A pesar de ello, muchas personas con apoyo familiar y profesional consiguen mantener una vida digna y con sentido durante años.
Corea de Huntington y su impacto en la expectativa vital
La corea de Huntington, aunque llamativa, no es lo más determinante en la expectativa de vida. Son los efectos secundarios del deterioro neuromotor —como las caídas, el aislamiento o las dificultades para alimentarse— los que influyen más directamente en la supervivencia. Por eso, un entorno seguro, adaptado y afectuoso es tan importante como el tratamiento médico.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico precoz permite planificar mejor los cuidados y mejorar la calidad de vida. Aunque la enfermedad no se puede evitar, sí se puede intervenir desde el principio para reducir su impacto.
Cómo se diagnostica la enfermedad de Huntington
El diagnóstico se basa en una combinación de síntomas clínicos, antecedentes familiares y pruebas genéticas. Si una persona presenta signos compatibles y tiene un progenitor afectado, se realiza un test para confirmar la presencia del gen alterado en el cromosoma 4.
Además, se pueden solicitar pruebas de imagen (como resonancia magnética) y evaluaciones neuropsicológicas para valorar la afectación cerebral y cognitiva.
Opciones de tratamiento actuales
No existe un tratamiento curativo, pero sí opciones para aliviar los síntomas. Los medicamentos ayudan a reducir los movimientos involuntarios, estabilizar el estado de ánimo o mejorar el sueño. También se recomiendan terapias físicas, ocupacionales, logopedia y estimulación cognitiva.
Un entorno especializado como el que ofrecemos en Sanitas permite integrar estos tratamientos en la rutina diaria de la persona, adaptándose a sus necesidades en cada fase.
Apoyo y cuidado para pacientes y familiares
El cuidado de una persona con enfermedad de Huntington requiere tiempo, formación y acompañamiento emocional. Por eso es importante contar con redes de apoyo, profesionales especializados y recursos adaptados.
Desde Sanitas Mayores trabajamos para que tanto el paciente como su familia puedan afrontar esta etapa con información, humanidad y confianza. Nuestros centros ofrecen entornos seguros, equipos multidisciplinares y actividades diseñadas para preservar al máximo la calidad de vida.