La pulpotomía es un tratamiento realizado en odontopediatría dirigido a extraer la parte de la pulpa dental que haya sido dañada. Es un procedimiento que se lleva a cabo en los diente temporales.
La pulpa dental puede ser dañada debido a la aparición de una pulpitis provocada por un traumatismo o una infección pulpar causada por la caries. La caries que se acumula en el diente y va penetrando por las diferentes capas –esmalte y dentina- hasta llegar a la pulpa si no se detiene a tiempo. La pulpa está formada por nervios y vasos sanguíneos, cuando la caries llega puede provocar una infección grave o reversible. Si no está dañada toda la pulpa se puede aplicar una pulpotomía, sin embargo, si la infección es mayor se deben aplicar otros tratamientos
![Disección vertical de una muela](https://www.sanitas.es/media/sanp/imagen/grande/img_biblio_salud_dental_pulpotomia/pulpotomia.jpg)
¿Cómo detectar un trastorno pulpar reversible?
La pulpitis es una infección que produce dolor intenso, sensibilidad dental tanto a la presión como a los pequeños golpes, inflamación con posibles abscesos de pus y destrucción del tejido radicular. Es necesario acudir al dentista en los primeros síntomas para intentar salvar el diente o descartar otros tipos de infección.
Para determinar si el trastorno pulpar es reversible, el dentista deberá descartar que existe: dolor espontáneo o persistente, sensibilidad a la palpación o la percusión, movilidad dental, signos radiográficos de infección o hemorragia persistente. Esto significa que el trastorno pulpar es más grave y una pulpotomía no es suficiente.
¿Cómo se realiza el tratamiento?
Una vez determinado el daño producido en la pulpa y comprobado que solo una parte ha sido afectada se procede a realizar una pulpotomía. Esta intervención se debe llevar a cabo con anestesia local puesto que se ahonda en las cavidades del diente. Una vez adormecida e insensibilizada la zona se limpia el orificio de las bacterias y caries acumulada y se extrae la parte de la pulpa dañada. El tejido radicular que todavía se mantiene vivo es tratado con un agente como el sulfato férrico o MTA (agregado trióxido mineral) para preservar sus funciones y su vitalidad. El canal se sella con un material flexible, como si fuera un empaste, y se reconstruye la pieza para que pueda ser utilizada hasta que sea sustituida por el diente permanente.
El paciente deberá acudir a consulta para confirmar que la eliminación de la infección ha sido efectiva y no se produce ningún otro problema posterior como dolor, movimientos dentales, quiste radicular, fistulas, nuevas infecciones o presencia de reabsorciones radiculares.