Después de cualquier intervención quirúrgica en el gabinete dental, es esencial que el paciente acuda a una serie de revisiones para que su odontólogo pueda comprobar que su caso evoluciona favorablemente. De este modo, el dentista puede detectar si se están presentando complicaciones como infecciones o problemas de cicatrización… y actuar si está siendo el caso.
¿Qué se intenta evitar con las revisiones?
En odontología, las cirugías más frecuentes son las extracciones, los implantes o la cirugía periodontal. En el caso de las extracciones el principal problema a evitar es la alveolitis (que se infecte y no cicatrice el alvéolo, el hueco en el que se insertaba el diente extraído. A veces, después de una extracción, también se produce lo que los cirujanos llaman osteomeilitis que es una infección en los tejidos óseos.
En general, las infecciones y las hemorragias son problemas que se presentan con relativa frecuencia después de todos los tratamientos quirúrgicos. La hinchazón y hematoma en la zona operada, además de dolor general, dificultades para abrir la boca y unas décimas de fiebre también son problemas que se dan en muchos pacientes, pero desaparecen en un plazo de entre 24 y 48 horas.
Con todo, el riesgo de complicaciones es mayor en determinados perfiles de pacientes. Por ejemplo, las personas con diabetes, que toman anticoagulantes y/o que fuman son más propensas a presentar estos problemas postoperatorios que el resto de la población general.