El aparato genital o reproductor femenino es el sistema sexual femenino. Junto con el masculino, es uno de los encargados de garantizar la reproducción humana. Está compuesto por los órganos genitales internos (vagina, útero, ovarios y trompas) y los genitales externos.
Los órganos genitales externos tienen dos funciones:
- Permitir la cópula con miembros del otro sexo.
- Proteger los órganos genitales internos de las agresiones externas.
Los órganos genitales exteriores se encuentran en el perineo, una zona fibromuscular que comprende la vulva y el ano. Los órganos genitales externos (vulva) están bordeados por los labios mayores, que son bastante voluminosos, carnosos. Los labios mayores contienen glándulas sudoríparas y sebáceas (que secretan aceite); tras la pubertad, se recubren de vello. Los labios menores situados por dentro de los labios mayores pueden ser muy pequeños o hasta de seis centímetros de ancho. Se localizan dentro de los labios mayores y rodean los orificios de la vagina y la uretra. El orificio de la vagina recibe el nombre de introito y la zona con forma de media luna que se encuentra tras ese orificio se conoce como horquilla vulvar. A través de diminutos conductos que están situados junto al introito, cuando son estimuladas, secretan un flujo (moco) que lubrica la vagina durante el coito. La uretra, que transporta la orina desde la vejiga hacia el exterior, tiene su orificio de salida delante de la vagina.
Los dos labios menores confluyen en la parte anterior por encima del clítoris, una pequeña y sensible protuberancia equivalente al pene masculino. El clítoris es muy sensible a la estimulación.
La piel que cubre el perineo y los labios mayores es similar a la del resto del cuerpo (gruesa, seca y puede descamarse). Por el contrario, el revestimiento de los labios menores y la vagina es una membrana mucosa cuya superficie se mantiene húmeda. Su gran cantidad de vasos sanguíneos le da un color rosado.
El orificio vaginal está rodeado por el himen (o membrana virginal). En la mujer virgen, el himen puede cubrir por completo el orificio, pero en general lo rodea como un anillo ajustado. Como el grado de ajuste varía entre las mujeres, el himen puede desgarrarse en el primer intento de penetración sexual o puede ser tan blando y flexible que no se produce desgarro alguno. En una mujer que no es virgen, el himen es como un pequeño apéndice de tejido que rodea el orificio vaginal.
Durante el parto todas las estructuras del aparato genital femenino sufren cambios morfológicos importantes y dilataciones para facilitar la salida del feto. Si esta dilatación es muy grande, pueden producirse desgarros. Por ese motivo se realizan en algunas ocasiones un corte lateral en el perineo, a partir del introito vulvar (episiotomía) que facilita la salida del feto y evita los desgarros perineales incontrolados e irregulares.