El láser ha revolucionado la medicina estética en los últimos tiempos. Surgen continuamente nuevos tipos de láser con aplicaciones más específicas y ampliando al mismo tiempo los opciones de tratamiento y uso estético:
- Depilación definitiva.
- Varices.
- Arañas vasculares.
- Cicatrices.
- Flacidez.
- Arrugas.
- Remodelación de tejidos.
- Eliminación de tatuajes.
Básicamente el láser actúa mediante un efecto fototérmico, es decir, por calentamiento de la zona a tratar. Hay distintos tipos de láser, que tienen diferentes aplicaciones en función de su capacidad de penetración y de la diana sobre la que se dirige:
- Melanina: para la depilación definitiva el calor generado por el láser busca la melanina que hay en el folículo piloso y lo quema, destruyéndolo para que no pueda volverse a generar el pelo o el vello. Con tal fin se debe utilizar un láser de una longitud de onda específica.
- Hemoglobina: en el tratamiento de las varices o las arañas vasculares se requiere un láser que actúe sobre la hemoglobina y penetre en el interior del vaso sanguíneo
- Agua: los láseres que tienen el agua como diana tienen la función de vaporizar tejidos, por lo que se emplean en la remodelación de tejidos.
- Infrarrojos: en la actualidad ya existen láseres de infrarrojos que se utilizan para tratamientos de rejuvenecimiento de la piel y otros que buscan determinadas moléculas del tejido graso y que se usan para la eliminación de la grasa.
En las intervenciones estéticas con láser es muy importante aplicar sistemas de enfriamiento (aire frío, geles, etc.) para proteger la piel de posibles quemaduras. Es un procedimiento generalmente molesto y a veces incluso doloroso.