Como todos los sistemas de depilación definitiva el láser Alejandrita tiene una serie de ventajas, pero también inconvenientes en relación a otros tipos de láser.
Entre las primera cabe destacar la que proporciona su longitud de onda de 755 nanómetros, lo que hace que su eficacia sea mayor en personas con piel clara, de fototipos de II a IV, y pelo oscuro o castaño, que es el perfil más predominante en nuestro país. Como contrapartida, sin embargo, no resulta eficaz en pieles oscuras y bronceadas ya que la luz láser se puede dispersar por las células epiteliales ante la elevada concentración de melanina y, consecuentemente, provocar quemaduras. Tampoco es lo suficientemente eficaz en vellos claros y finos.
Es, probablemente el más adecuado para la depilación de axilas, piernas e ingles, pero no se recomienda utilizarlo para la cara.
Este tipo de láser tiene, además, una serie de ventajas técnicas. Así, dispone de un sistema de refrigeración que permite enfriar la piel inmediatamente después del disparo de luz, lo que hace que se reduzca significativamente el dolor durante la sesión y las molestias que pueden aparecer después de la misma. El efecto de cada disparo se traduce en una sensación similar a un ligero latigazo, como el de un elástico al golpear la piel. Para ello es importante que el técnico ajuste la intensidad del disparo en función de las características de cada tipo de piel.
Por otro lado, el radio de acción de cada disparo es más amplio que en el caso del láser de diodo, pues es del tamaño de una moneda de diámetro mediano. Esto hace que se cubra una mayor superficie de piel con cada disparo y que, por tanto, las sesiones sean algo más rápidas. La depilación de las dos piernas con el láser Alejandrita, por ejemplo, puede llevar un máximo de dos horas.
El tratamiento estimula el colágeno de la piel, por lo que después del tratamiento ésta se muestra tersa, suave y aparentemente rejuvenecida.
Por último, aunque leves, los efectos secundarios de la depilación con láser Alejandrita pueden llegar a resultar un inconveniente. Por lo general después de cada sesión la piel se enrojece ligeramente y puede llegar a inflamarse un poco, manteniendo una sensación permanente de calor e incluso ardor, que se calma con la aplicación de una crema, preferentemente antiinflamatoria. Pero todo ello desaparece en un plazo máximo de tres días. Otros posibles efectos adversos, aunque sean infrecuentes, son la formación de pequeñas costras y la aparición en la piel de manchitas blancas u oscuras.