El sida o síndrome de inmunodeficiencia adquirida es el término con que se conoce a la enfermedad que se desarrolla como consecuencia de la infección por virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) en su etapa sintomática. En realidad, en la actualidad la mayoría de las personas que contraen esta infección permanecen asintomáticas gracias al tratamiento antiviral y pocas de ellas llegan a desarrollar el sida.
Aun así, los síntomas iniciales que se relacionan con la primera fase del desarrollo de la infección por VIH y por tanto del sida no son específicos de esta patología, sino que concuerdan con los que se asocian a muchas otras enfermedades, como puede ser una simple gripe:
- Fiebre.
- Dolor de cabeza.
- Diarrea.
- Úlceras en la boca (aftas).
- Inflamación de ganglios linfáticos.
- Rigidez o dolor muscular
- Sudoración fría.
- Erupciones cutáneas.
- Dolor de garganta.
- Pérdida de peso.
-
Debilidad y fatiga.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que el desarrollo del sida implica un debilitamiento muy acusado del sistema inmunitario, que se traduce en un descenso gradual de los linfocitos CD4. Ello implica que cuando se inicia esta pérdida de linfocitos CD4, aumenta de forma paralela el riesgo de contraer cualquier tipo de infección que, por otra parte, no se dan habitualmente en personas sanas. Son las llamadas infecciones oportunistas y la mayoría de ellas tienen en común los síntomas ya citados y otros específicos de cada una de ellas. Asimismo, hay otras enfermedades que no son de origen infeccioso que encuentran un terreno favorable para su desarrollo cuando el descenso de linfocitos CD4 alcanza niveles significativos.
Es por ello que las enfermedades asociadas al sida se pueden desarrollar en función de cuál sea el recuento de CD4 que se tenga en cada momento:
1) Menos de 350 linfocitos CD4 por mililitro de sangre:
- Tuberculosis.
- Herpes simple.
- Candidiasis oral.
- Candidiasis vaginal.
- Herpes Zoster.
- Sarcoma de Kaposi (un tipo muy poco frecuente de cáncer).
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Linfoma de Hodking.
2) Menos de 200 linfocitos CD4 por mililitro de sangre:
- Neumonía.
- Esofagitis debida a una infección por Cándida.
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Angiomatosis bacilar o bartolenosis, una infección bacteriana que afecta a todos los tejidos, aunque principalmente a la piel.
3) Menos de 100 linfocitos CD4 por mililitro de sangre:
- Meningitis.
- Diarrea por criptosporidio.
- Leucoencelaopatía multifocal progresiva.
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Encefalitis por toxoplasmosis.
Éstas son tan sólo las enfermedades que se dan con mayor frecuencia al desarrollarse el sida y cada una de ellas tiene una sintomatología específica, que puede ayudar en cada caso a determinar un diagnóstico preciso, pero de la que no se puede decir que es propia del desarrollo patológico de la infección por VIH. A ello hay que sumar el hecho de que actualmente esta infección se controla fácilmente –no se cura– con los tratamientos antivirales disponibles por lo que no se desarrolla el sida y el paciente se mantiene asintomático de forma habitual.