La disfunción de la glándula tiroides se caracteriza por una producción en exceso o por debajo de lo normal de las denominadas hormonas tiroideas (tiroxina o T4 y triyodotironina o T3), que tienen una función determinante un muchos procesos del organismo y entre ellos algunos procesos cognitivos. En el primer caso se trata de un hipertiroidismo y en el segundo de un hipotiroidismo.
Sin embargo, hay que señalar que ambas enfermedades están relacionadas con la disfunción de las emociones, aún cuando presentan una clara sintomatología física:
- Hipertiroidismo: taquicardia, aumento de apetito, pérdida de peso, diarrea y sensación de calor.
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Hipotiroidismo: descenso de la frecuencia cardiaca, pérdida de apetito, aumento de peso, sensación de fatiga, menor tolerancia al frío.
Como puede comprobarse se trata de una sintomatología opuesta. Pero, sin embargo, ambas enfermedades tienen un punto en común: puede ocasionar una sintomatología claramente depresiva, lo que no supone necesariamente la existencia de una depresión. Y ello es más notorio en el caso del hipotiroidismo, que puede ocasionar cansancio, aumento de peso, apatía, depresión, incapacidad para concentrarse y problemas de memoria.
No es infrecuente, de hecho, que algunos de estos pacientes sean diagnosticados y tratados de una depresión cuando en realidad tienen un problema de la glándula tiroides que tratado adecuadamente revertiría esa sintomatología depresiva, siempre y cuando no existiera una depresión real.
Hay que tener en cuenta que la depresión se asocia también a una serie de síntomas somáticos comunes a muchas patologías, entre las que figuran el hipertiroidismo y el hipotiroidismo: pérdida de peso no justificada o aumento del mismo a consecuencia de hiperfagia, insomnio o hipersomnia, agitación o enlentecimiento psicomotores, fatiga o decaimiento o disminución de la capacidad de concentración.
Es por ello que en la actualidad se recomienda que a los pacientes con síntomas depresivos se les realice una medición de las hormonas tiroideas con el fin de descartar o confirmar la existencia de una disfunción de la glándula tiroides. Y ello es más importante en tanto que un tratamiento con antidepresivos no solo no será eficaz en pacientes con hipertiroidismo o hipotiroidismo, sino que éstos pueden sufrir los importantes efectos secundarios asociados a estos medicamentos: disfunción sexual, aumento de peso, alteraciones del sueño, etc.