La médula ósea es un tejido que se encuentra en el interior de los huesos y que desempeña un papel fundamental en la producción de los componentes de la sangre y de células esenciales para el buen funcionamiento del sistema inmunitario. Concretamente, en la médula ósea es dónde se encuentran las células madre, denominadas progenitores hematopoyéticos, a partir de las cuales se diferencian todas las células de la sangre.
En la médula ósea se originan las siguientes células:
- Glóbulos blancos: también se les conoce como leucocitos, aunque existen diferentes tipos de células, cuya función en términos generales es identificar y combatir a los diferentes microorganismos que producen las infecciones.
- Células mieloides, entre las que se encuentran los neutrófilos, basófilos, monolitos y eosinófilos.
- Células linfoides, entre las que se encuentran los linfocitos T y B.
- Glóbulos rojos: son los que proporcionan el color rojo a la sangre, de ahí su otra denominación: hematíes. Se encargan de transportar el oxígeno a todos los tejidos del organismo y recoger el dióxido de carbono y llevarlo hasta los pulmones para ser exhalado.
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Plaquetas: también se conocen con el nombre de trombocitos y participan en el proceso de coagulación de la sangre.
![médula ósea](https://www.sanitas.es/media/sanp/imagen/pequena/img_biblioteca_medula_osea_que_es/que-es-medula-osea.jpg)
Cualquier alteración en la producción de estas células en la médula ósea, puede causar numerosas enfermedades, entre las que cabe destacar las siguientes:
- Leucemias.
- Linfomas.
- Mieloma múltiple.
- Distintos tipos de anemia.
- Neutropenia.
- Síndromes caracterizados por la existencia de una inmunodeficiencia grave.
- Talasemia.
Se mencionan estas enfermedades por ser algunas en las que está indicada la realización de un trasplante de médula ósea como parte del tratamiento o como única opción terapéutica. Este tipo de trasplante consiste en reemplazar la médula ósea dañada por células madre sanas que procedentes de un donante.
Las células madre o progenitores hematopoyéticos del donante se pueden obtener a partir de la médula ósea, de la sangre periférica o de la sangre del cordón umbilical. En este último caso, la sangre se obtiene en el momento del nacimiento y se almacena y conserva congelada en un biobanco.