La demencia y el delirio son dos patologías que pueden darse en pacientes con cáncer y que en ocasiones puede presentar alguna dificultad a la hora de diferenciarlas, ya que en ambos casos puede producirse una sintomatología muy similar: desorientación, pérdida de memoria y afectación del razonamiento y el juicio. Asimismo, en pacientes de edad avanzada con cáncer ambos cuadros patológicos pueden presentarse simultáneamente.
También hay que tener en cuenta que las personas de más de 65 años que han superado un cáncer (más de cinco años libres de enfermedad) presentan un riesgo aumentado de sufrir delirio, deterioro cognitivo y demencia.
Delirio
El delirio es la complicación mental más frecuente en pacientes con cáncer avanzado y de forma más específica en fase terminal. Lo sufren entre el 15% y el 30% de los pacientes hospitalizados por esta enfermedad y hasta el 85% de los que están en la etapa final de la vida. Éstas pueden experimentar confusión, desorientación, incapacidad para concentrarse, problemas de memoria o alucinaciones.
A diferencia de lo que ocurre con la demencia, en el delirio los síntomas se presentan de forma repentina y pueden controlarse con el tratamiento adecuado, mientras que si se trata de una demencia los síntomas avanzan progresivamente y por lo general son irreversibles.

Aunque existen opiniones encontradas en cuanto a cómo tratar el delirio en la etapa final de la vida, la mayoría de los expertos coinciden en señalar que las alucinaciones son parte del proceso de la muerte y que no deberían tratarse. Sin embargo, el delirio es en la actualidad el signo básico para optar por la sedación del paciente, sin que ello suponga en ningún caso una forma de acelerar el proceso, sino de aliviar su sufrimiento induciendo un sueño profundo.
Demencia
Cuando se trata de pacientes con cáncer, la demencia está generalmente asociada a la existencia de un tumor cerebral primario o de metástasis secundarias a tumores en otras localizaciones. En el caso de las metástasis cerebrales la sintomatología inicial de la demencia dependerá esencialmente de su localización. Sin embargo, en relación al tumor primario hay otros factores que deben tenerse en cuenta, como la hipertensión intracraneal, compresión o afectación del parénquima cerebral.
La demencia en estos casos empieza a manifestarse de forma insidiosa, y apenas perceptible. No obstante, los síntomas más frecuentes son las cefaleas y alteración del estado mental. En caso de que se produzca un edema cerebral, el tratamiento con corticoides puede originar alteraciones de la memoria, euforia, manía, insomnio, inquietud y aumento de la actividad motora.