Beber agua es medicarse preventivamente. El agua está cerca de ser el 70% de nuestro cuerpo. Sirve para refrigerar, depurar y diluir equilibradamente sustancias vitales de nuestro organismo.
Los riñones se encargan de eliminar el exceso, ayudados por el intestino y el sudor. El caso de retención es síntoma de que algo no funciona bien. Ello es materia de consulta médica.
Además de agua y leche, existen dos fuentes de aporte hídrico muy importantes: hortalizas de hoja y frutas, únicas fuentes alimentarias de aporte de vitamina C.
Su acción depurativa se basa sobre todo en su alto contenido de agua y de fibra, su riqueza en potasio y bajo aporte de sodio. De este modo, la ingesta diaria de frutas y verduras contribuye a la eliminación de toxinas presentes en nuestro cuerpo.
El consumo de una dieta basada en frutas y verduras contribuye a prevenir la aparición de enfermedades cardiovasculares, degenerativas, e incluso de cáncer.
Las frutas aportan hidratos de carbono en forma de azúcares –fructosa y sacarosa– las cuales en el hígado se transforman en glucosa, la materia fundamental de la energía. Las frutas contienen una cantidad notable de agua purísima, cargada con diversos minerales.
Dependiendo de la fruta, cambian los porcentajes de contenidos en azúcares, minerales y fibra. El contenido en agua de frutas frescas oscila entre el 85-95% de su peso. Una dieta rica en frutas y verduras ayuda a mantener una buena salud, precisamente por ese alto contenido en agua, fibra, vitaminas, minerales y sustancias antioxidantes.
Su acción depurativa se basa sobre todo en su alto contenido de agua y de fibra, su riqueza en potasio y bajo aporte de sodio. De este modo, la ingesta diaria de frutas y verduras contribuye a la eliminación de toxinas presentes en nuestro cuerpo. Podemos decir sin equivocarnos que dos días de pauta a base de frutas y verduras incrementa la eliminación de líquidos, regula el intestino y regala unas "vacaciones hepáticas" a quien la practica.

Sin embargo es conveniente observar en una pauta depurativa una ingesta no excesiva de frutas, porque si bien su contenido energético es moderado, no debemos olvidar que por ejemplo, un kilogramo de cerezas equivale a un plato de paella. Y además su contenido en azúcares estimula la secreción de insulina, la cual es capaz de abrir el apetito y favorecer el aumento de peso.
El consumo de una dieta basada en frutas y verduras contribuye a prevenir la aparición de enfermedades cardiovasculares, degenerativas, e incluso de cáncer.
Recomendable en verano es una pauta alimenticia diaria de hortalizas (dos y tres raciones abundantes) y tres o cuatro piezas de fruta fresca.
La sandía y el melón son muy recomendables por su gran contenido en agua y su bajo contenido calórico. Ensaladas de lechuga tomate, manzana, piña y melón, yogures con fresas, o troceado de fruta de verano y bañado con zumos de pomelo o naranja.
Recordad que la fruta, habitualmente utilizada como postre, puede ser considerada en la alimentación moderna como excelente materia prima energética, recuperativa y revitalizadora.