La infertilidad masculina de origen pretesticular es aquella que tiene su origen en desarreglos del sistema endocrino que hacen que la producción de espermatozoides no se desarrolle de manera correcta y estos sean defectuosos, tanto en lo que se refiere a su número, morfología o movilidad. Las causas de estas alteraciones pueden ser diversas:
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Diabetes e infertilidad: esta enfermedad, que se traduce en un aumento de los niveles de glucosa en sangre, tiene consecuencias negativas cobre la calidad de los espermatozoides, ya que afecta a la capacidad de reparación del ADN, lo que implica que el ADN espermático acumulará daños por fragmentación y, por tanto, habrá menos probabilidades de que se produzca la fecundación del óvulo o que el embrión resultante sea de mala calidad, dificultando su implantación en el útero o favoreciendo que la descendencia presente anomalías genéticas. En el caso de la diabetes tipo 2 esta situación puede ser reversible con el tratamiento adecuado, aunque no así cuando se trata de diabetes tipo 1, que requiere la administración continua de insulina.
Esta es una de las razones por las que siempre se recomienda realizar una prueba para analizar la fragmentación de ADN antes de iniciar un procedimiento de reproducción asistida. En cualquier caso, las técnicas de fecundación in vitro (FIV) o de microinyección intracitoplasmática (ICSI) permiten seleccionar los espermatozoides de mayor calidad, lo que ofrece mayores probabilidades a la hora de lograr un embarazo sin problemas.
En relación a la diabetes y la infertilidad, hay que señalar también que esta enfermedad metabólica favorece la disfunción eréctil y la pérdida del deseo sexual, aunque ambas situaciones desaparecen con el tratamiento adecuado.
- Hipogonadismo hipogonadotropo: esta patología, que en algunos casos es hereditarias (síndrome de Kallman), implica un mal funcionamiento de la hipófisis, una glándula que desempeña un importante papel en la producción de espermatozoides responsables de la producción de los espermatozoides, ya que modula la producción de una hormona denominada como gonadotropina y, como consecuencia, de la testosterona. Un descenso de esta última implica necesariamente una pérdida de fertilidad.
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Problemas de tiroides: una alteración en el funcionamiento de la glándula tiroides (hipertiroidismo o hipotiroidismo) hace que también se alteren algunos procesos metabólicos, tales como el equilibrio hormonal, el consumo de oxígeno por parte de las células o la producción de determinadas proteínas. Y todo ello puede afectar a la maduración de los espermatozoides y la calidad de los mismos, reduciendo así el grado de fertilidad. Además, en el caso del hipotiroidismo, pueden surgir también problemas de disfunción eréctil y pérdida del deseo sexual.
Sin embargo, hay que señalar que si hay una alteración anatómica de la glándula tiroides (bocio o aparición de nódulos) su función no está necesariamente alterada y por tanto no afectaría a la fertilidad.
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Hiperprolactinemia: otra hormona que resulta esencial en la producción de espermatozoides es la prolactina. Su aumento deriva en una reducción de la secreción de otras (FSH y LH), lo que puede causar oligoespermia (baja concentración de espermatozoides en el semen), además de producir disfunción eréctil y pérdida del deseo sexual.
Existen tratamientos farmacológicos que permiten normalizar la producción de prolactina; aunque es importante advertir que la hiperprolactinemia puede ser consecuencia de la existencia de enfermedades sistémicas graves, tales como insuficiencia renal, tumores de la hipófisis, cirrosis hepática, etc