Tradicionalmente y durante siglos, el oro ha sido el material preferido para efectuar restauraciones en los dientes: fundas, incrustaciones y coronas. El oro es un mineral extraordinariamente dúctil y maleable, por lo que resulta fácil confeccionar prótesis dentales con él, que además tienen grandes propiedades químicas (no produce alergias), físicas y mecánicas. Esto se conoce como biocompatibilidad: en la boca del paciente, una prótesis de oro se desgasta a un ritmo muy similar al esmalte de los dientes naturales del paciente.
Los dientes de oro son muy duraderos y no se fracturan fácilmente: las coronas o fundas de oro aguantan muy bien el paso del tiempo y no es raro que se mantengan en perfectas condiciones décadas después de que hayan sido colocadas en la boca del paciente.
Las coronas, fundas o puentes dentales doradas fueron muy populares hace unas décadas, y aunque hoy día se realizan muy pocas restauraciones dentales con este material, los dientes con coronas de oro no suponen un riesgo para la salud y son perfectamente útiles y seguras en los pacientes que ya las tienen.
Con todo, las coronas y fundas de oro han ido perdiendo la confianza de los pacientes y odontólogos, a medida que aparecían materiales para reparar las ausencias o deterioros dentales más estéticos y similares al esmalte de los dientes y, sobre todo, mucho menos caros. Aunque las coronas dentales de oro sean en realidad de aleaciones con otros metales preciosos (pocas superan un 75% de oro) se trata de prótesis muy costosas.
Entre estos materiales más apropiados y similares al esmalte natural de los dientes se encuentran los composites y los materiales cerámicos como la porcelana o el zirconio, que se usan tanto para tratamientos de odontología estética (carillas) como restauradora: fundas y coronas sobre implantes, fundamentalmente.
Este cambio ha coincidido con un cambio en la percepción social de las prótesis de oro: los dientes de oro cada vez se ven más como un signo de mal gusto de ostentación de la riqueza.
El “renacer” de los dientes de oro
Tal vez precisamente para impactar a quien considera de mal gusto los dientes de oro, muchos cantantes estadounidenses (de Rihanna a Justin Bieber, pasando por innumerables raperos) hayan aparecido en público y en videoclips con algunos de sus dientes dorados.
En estos casos, no obstante, se trata de incrustaciones removibles (cercanas a lo que algunos llaman “joyería dental”) que les permiten lucir sus dientes naturales o un look más “rapero” cuando lo desean. Las tradicionales fundas y coronas de oro no eran removibles y no permitían quitarse o ponerse a gusto del paciente.
Aunque estos dientes de oro “de quita y pon” se hayan vuelto populares en EE UU, la moda no se ha extendido en Europa, y pocos odontólogos en nuestro país aceptarían realizar uno de estos “tratamientos” a sus pacientes.