A simple vista, todos los dentistas parecen iguales. Las mejores clínicas cuentan siempre con licenciados en Odontología (o Medicina, si son más mayores) que después han seguido estudios de post grado, por lo que todos cuentan con una formación excelente. Otros factores que permitan destacarse del resto como su veteranía o el precio de sus tratamientos no son siempre tan relevantes.
Lo importante a la hora de juzgar a un dentista, claro, son los resultados de su trabajo en boca, pero quienes no somos odontólogos, ¿cómo distinguimos a un buen dentista de uno extraordinario?
1. Escucha de forma activa
La esencia de la misión de un odontólogo es ayudar a sus pacientes, y eso implica escuchar sus necesidades y asegurarse de que las comprende bien, sin dar nada por sentado ni colgar etiquetas al paciente.

2. Educa al paciente
Un gran dentista no se limita a poner en práctica sus conocimientos, sino que trata de compartirlos con sus pacientes y en el gabinete, además de terapeuta, se convierte en una especie de educador de salud bucodental. Un buen dentista contestará entusiasmado a todas tus preguntas sobre su trabajo.
3. Respeta el tiempo de los demás
Un odontólogo no hace esperar largos minutos en la sala de espera o en el sillón dental a su paciente, y si lo hace, se disculpa y explica por qué se ha retrasado. Esto no quiere decir, por supuesto, que atienda deprisa a sus pacientes: les dedicará siempre el tiempo que sea necesario.
4. Acaba conociéndote
La odontología es una profesión con una clara vocación social: a los mejores dentistas les gusta la gente y no es raro que intente conocerte mejor y acabe teniendo una relación más personal contigo.
5. Trata con respeto a sus compañeros de trabajo
A pesar de su formación universitaria y de post grado, los mejores odontólogos no son nada elitistas ni “divos”. Los mejores profesionales valoran el trabajo de todo el equipo de la clínica y no se muestran agresivos ni condescendientes con las higienistas, los auxiliares de clínica y el resto del personal de su centro de trabajo.
6. Te valora como un paciente
Se preocupa por tu salud en general y no eres solo una tarea en su lista de cosas que hacer en el día. Te ofrecerá consejos personalizados y se mostrará interesado en algunos detalles de tu día a día para poder orientarte mejor.
7. Huye de tecnicismos
Aunque el lenguaje científico sea muy importante, muchos odontólogos pueden usarlo como forma de intimidar al paciente y colocarse en una posición de autoridad. Los mejores dentistas prescinden de jergas y tecnicismos para que el paciente les entienda.
8. Es limpio y ordenado
No existen los genios desordenados en la odontología. Tal vez por deformación profesional, los mejores dentistas son pulcros hasta rayar la obsesión.
9. No intenta vender
Un gran odontólogo es eso, un odontólogo, y no un comercial. Su única preocupación es tu salud bucodental y recomendará los tratamientos desde un punto de vista puramente clínico. No intentará endosarte servicios o productos que sea discutible que necesites.
10. Construye la relación a largo plazo
Porque un buen dentista sabe que lo más importante es que confíes en él, y para ello debe construir la relación paso a paso y sin tratarte como una persona que está de paso. Un gran dentista quiere ser tu aliado para toda la vida, y pondrá cuanto esté en su mano para lograrlo.