El estreñimiento es un problema común durante el embarazo, tanto que afecta al 50% de las mujeres embarazadas. El aumento de la secreción de progesterona desde el momento en que se inicia la gestación es la causa más importante de los episodios de estreñimiento que se producen durante la misma, aunque también puede deberse a un exceso de hierro (ocasionado por los suplementos nutricionales) y la creciente presión que el feto ejerce sobre el sistema digestivo a medida que avanza el embarazo.
El estreñimiento, además, favorece la aparición de hemorroides o el empeoramiento de las mismas si ya se tienen. Las hemorroides pueden ser sumamente incómodas, ya que pueden producir un dolor intenso y sangrado rectal, por lo que se debe consultar al ginecólogo si aparecen. No obstante, en la mayoría de los casos desaparecen poco después del parto.
Por todo ello es importante que la mujer embarazada adopte una serie de medidas desde el inicio de la gestación:
- Beber mucha agua: se recomienda ingerir hasta dos litros de agua al día. También se puede recurrir a zumos de fruta, especialmente de aquellas que favorecen la evacuación (pera o ciruelas). A veces, beber algo caliente nada más levantarse por la mañana puede ayudar a ir al baño.
- Ejercicio: practicar ejercicio con regularidad, aunque solo sea caminar durante una hora diaria.
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Alimentación: una dieta adecuada ayuda a prevenir el estreñimiento o a resolverlo:
- Una alimentación rica en verduras, hortalizas y frutas con piel.
- Comer cereales integrales, pan integral y arroz integral, ya que son
alimentos muy ricos en fibra.
- Limitar el consumo de arroz blanco, dado su efecto astringente. Cuando
se haga conviene que sea acompañado de verduras, en ensalada o
combinado con legumbres.
- Tomar un kiwi, zumo de naranja o ciruelas pasas rehidratadas en
ayunas.
- Tomar compota de manzana y ciruelas pasas por las mañanas.
- Añadir salvado de avena a los yogures.
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Menos hierro: si los suplementos vitamínicos prescritos por el ginecólogo al inicio del embarazo contienen demasiado hierro y no se tiene una anemia, deberá consultarse con el médico para que lo cambie con otro con menor dosis de este mineral.
Si nada de esto funciona, habrá que consultar con el ginecólogo sobre la conveniencia de recurrir a suplementos nutricionales de fibra o a ablandadores de heces.