El fútbol es uno de los deportes en que se producen un mayor número de lesiones de rodilla, ya sea por un traumatismo (un golpe sobre la articulación), un movimiento inadecuado de la articulación (extensión y rotación), sobrecarga o por microtraumatismos de repetición. Y el riesgo es tanto mayor cuantos más particos se juegan.
Las lesiones más frecuentes son las siguientes:
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Esguince de ligamentos: es la más frecuente. Se produce por el estiramiento o desgarro de cualquiera de los ligamentos al caer con la rodilla mal después de un salto, tras un giro forzado de la misma, mediante un golpe directo en el lado interno de la articulación y otras incidencias del juego, además de por sobreuso (sobrecarga). Se caracterizan por el dolor que se siente en el punto donde se ha producido el desgarro fibrilar, que se puede acompañar de inflamación, enrojecimiento o incapacidad para mantenerse en pie.
El tratamiento depende de la gravedad de si se trata de un estiramiento, un desgarro fibrilar o una rotura total del ligamento. En general se trata con aplicación de frío, antiinflamatorios y fisioterapia y la recuperación es relativamente rápida. Sion embargo, en algunos casos puede ser necesaria una intervención quirúrgica para reparar el tendón.
- Rotura de meniscos: la compresión y la torsión de la rodilla con las causas habituales de la rotura de uno o los dos meniscos, aunque esta lesión es cada vez manos frecuente en el fútbol. Incluso se puede decir que la causa más incipiente es el desgaste progresivo de los mismos y no por un lance del partido. El tratamiento se basa en la realización de una artroscopia y la recuperación puede variar entre uno y tres meses.
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Ligamento cruzado anterior: es una las lesiones que más preocupan en el fútbol, ya que requiere cirugía y un tiempo de recuperación de aproximadamente seis meses. La técnica quirúrgica que más se utiliza con los jugadores lesionados conlleva la realización de un injerto para fijar nuevamente el ligamento al hueso y hace que la recuperación total pueda ser un poco más rápida.
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Rotura del tendón rotuliano: es una lesión grave que surge como consecuencia de una tendinitis crónica. Su tratamiento es quirúrgico y la recuperación lenta (seis meses).
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Lesiones del cartílago: el cartílago recubre el conjunto de la articulación y evita que los huesos rocen entre sí. Sin embargo, los golpes los giros poco naturales de la rodilla y la sobrecarga puede producir alguna fisura o rotura, asociándose en algunas ocasiones a otras lesiones y, a largo plazo, a la aparición de artrosis. El problema es que se puede producir una osteocondritis, que consiste en el desprendimiento de un trozo de cartílago adherido a una lámina del hueso, lo que puede hacer que los fragmentos lleguen a la cavidad articular produciendo dolor y bloqueando la rodilla. En tal caso será necesaria una cirugía reconstructiva para extraer los trozos y reparar el hueso.
- Tríada: es probablemente la lesión más grave que se pueda producir en un futbolista, ya que puede suponer la retirada definitiva de la práctica deportiva. Afecta simultáneamente a uno o los dos meniscos y alguno o varios de los ligamentos cruzados y laterales. Suele producirse al clavarse el pie en el suelo en una situación de desaceleración brusca causando una rotación de la tibia que la rodilla no es capaz de resistir. La solución es quirúrgica y la recuperación puede llevar hasta un año, con la posibilidad de que no se llegue a recuperar totalmente la funcionalidad de la articulación.