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estrategia de sostenibilidad

Pasos para elaborar una Estrategia de Sostenibilidad

La gestión empresarial sostenible empieza a ser un enfoque con cada vez más adeptos entre las organizaciones y, especialmente, entre los emprendedores. Se valora positivamente por parte de inversores, consumidores y trabajadores. Pero ¿qué es la sostenibilidad empresarial? Es gestionar la organización aportando valor al medioambiente, en el ámbito social y en el económico, persiguiendo un impacto positivo. Se busca un reparto más equitativo de recursos y ganancias, cuidar del planeta y de las generaciones futuras.

 

Prácticas sostenibles para las empresas

Estos son algunos ejemplos de buenas prácticas que favorecen la productividad y el ahorro de costes y que pueden incorporarse en una estrategia de sostenibilidad:

  • Mejorar la eficiencia energética en las instalaciones de la empresa (aislamiento térmico y acústico, luces led, etc.).
  • Apostar por las energías renovables, como instalar placas solares o generadores eólicos.
  • Contratar a proveedores locales para reducir el consumo en transporte, evitando traer materiales o productos provenientes de largas distancias.
  • Establecer una buena política de economía circular: reutilización y reciclado de materiales, así como reducción de los mismos.
  • Promover un transporte sostenible entre los empleados para acudir al puesto de trabajo (vehículos compartidos o colectivos de empresa, eléctricos, etc.) o facilitar el teletrabajo, cuando sea posible.
     

Puede servir de guía la Agenda 2030 elaborada por la ONU, que establece metas concretas dentro de sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.
 

Los 5 pasos de la estrategia en sostenibilidad

Una buena estrategia tiene que implementarse y que no quede solo en intenciones. Además, debe quedar reflejada en la Memoria de Sostenibilidad Anual y hacerla pública.

Los costes de su implementación se convierten en beneficios en el medio-largo plazo. Por ello, debe verse como una inversión y no un gasto, ya que esto podría generar resistencias para su puesta en marcha.

Estos son los pasos principales a dar para establecer una estrategia de sostenibilidad:

  • Analizar: hay que conocer bien a fondo todos los procesos y prácticas de la empresa y analizar qué implicaciones tiene en los tres ámbitos mencionados. En este punto también hay que mirar hacia afuera, comprobando qué están haciendo otras empresas que puedan inspirar como, por ejemplo, dar cabida en sus procesos a la economía circular.
  • Profundizar: la investigación no debe quedarse en lo obvio y tiene que ir más allá. Por ejemplo, conocer si la elaboración de una prenda de ropa en un país extranjero se está realizando sin explotación laboral o trabajo infantil, cuánta agua y qué químicos se usan, a dónde van a parar esas aguas contaminadas, etc.
  • Concretar: se establecen acciones concretas, lo más detalladas posibles. Para esto puede servir de guía la mencionada Agenda 2030. Cada acción debe ir asociada a un indicador para comprobar su efectividad. Tener en cuenta criterios no financieros también. Esta fase es crítica porque es cuando va a establecerse cómo va a cambiar la empresa para ser más sostenible. Quizá haya que plantear varias fases en vez de acometerlo todo de golpe, lo que podría poner en riesgo la supervivencia del negocio.
  • Plantear compensaciones: el plan debe contemplar cómo compensar, más allá de con impuestos, aquellas externalidades o incidencias negativas que se producen, inevitablemente, como parte de los procesos productivos. Es decir, los efectos secundarios derivados de las prácticas empresariales y que no están incluidos en los costes. Por ejemplo, las emisiones de efecto invernadero.
  • Medir: cualquier plan de sostenibilidad tiene que contemplar el establecimiento de indicadores en los diferentes ámbitos (social, medioambiental y económico) y hacer un seguimiento. Un exhaustivo análisis de los resultados servirá para implementar nuevas medidas correctoras al plan inicial. Es una tarea continua, un proceso circular.
     

Cuando se aporta valor a través de la actividad empresarial, se gana en reputación de marca, es un lugar más deseable para trabajar por estar alineados con su cultura y aumenta el número de consumidores que eligen sus productos o servicios. No obstante, el beneficio más relevante es el impacto positivo en la vida de las personas y en la naturaleza.

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