La tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis y que afecta a los pulmones, aunque pude extenderse a otros órganos. Es contagiosa y se se puede adquirir a través de las gotas de agua procedentes de la tos o los estornudos de una persona infectada. Sin embargo, la infección puede permanecer en estado latente durante mucho tiempo antes de activarse.
En los últimos tiempos la tuberculosis ha registrado en España un importante aumento en su incidencia, debido especialmente a la inmigración procedente de países en los que esta enfermedad es frecuente.
Las personas mayores, los bebés y aquellas que tienen el sistema inmunológco debilitado están considerados como población de riesgo frente a la tuberculosis. No obstante, existen situaciones o condiciones que aumentan las posibilidades de sufrir este tipo de infección:
- Convivir con una persona infectada.
- Vivir en situación de pobreza y con condiciones insalubres y de hacinamiento.
- Sufrir desnutrición.
Síntomas
Aunque en la fase primaria de la tuberculosis (estado de latencia) no suelen producirse síntomas, sí los hay cuando se activa la enfermedad:
- Tos.
- Expectoración con moco o sangre.
- Sudoración.
- Fatiga.
- Fiebre.
- Pérdida de peso.
- Dificultad respiratoria.
- Dolor torácico.
- Sibilancias.
Tratamiento
Al tratarse de una infección bacteriana, el tratamiento de la tuberculosis se basa en el uso de antibióticos de acción específica contra la bacteria que la causa. El problema es que en los últimos tiempos las cepas de Mycobacterium tuberculosis que están ocasionando el incremento de esta enfermedad son en muchos casos resistentes incluso a varios fármacos, por lo que el tratamiento suele ser una combinación de hasta cuatro medicamentos y debe realizarse durante un tiempo prolongado para asegurar su eficacia.
Otro aspecto importante del tratamiento de la tuberculosis es la toma de medidas higiénicas para evitar el contagio de otras personas, especialmente familiares.