Hace mucho tiempo que existe el debate de si los campos electromagnéticos derivados de la proximidad de instalaciones eléctricas o el uso de aparatos que utilizan este tipo de energía, las antenas de telefonía móvil o las instalaciones wi-fi. pueden producir cáncer. La Organización Mundial de la Salud (OMS) abrió en su momento un programa específico de investigación para aclarar esta cuestión, bajo cuyo paraguas se han realizado más de dos mil estudios.
Sólo se ha demostrado que vivir a menos de 100 metros de un poste de alta tensión puede causar un cierto tipo de leucemia en los niños, pero no en los adultos. Salvo esta excepción, de momento la conclusión fundamental es que no se ha podido demostrar que la exposición continuada a los campos electromagnéticos pueda causar cáncer, sin que ello suponga que se pueda descartar la existencia de una relación causal.
En relación al uso de teléfonos móviles, algunos estudios han puesto de evidencia el hecho de que cuando se está hablando con ellos la temperatura de la zona del cráneo sobre la que se apoya se incrementa en un grado centígrado, restableciéndose la temperatura normal cuando se deja de utilizar. Pero no se lo ha relacionado con la aparición de ningún tipo de cáncer. No obstante, recientemente, un estudio realizado en Estados Unidos parece indicar que el uso del teléfono móvil durante más de 12 horas diarias podría causar la aparición de un tumor benigno, pero no de un cáncer.