La enfermedad celíaca (esprúe no tropical o enteropatía por gluten) es un trastorno crónico de malabsorción intestinal causado por la intolerancia al gluten (una proteína que se encuentra en el trigo y el centeno, sobre todo), y en cuyo control es imprescindible evitar los siguientes alimentos:
- El trigo (cereal que contiene niveles más altos de gluten) en todas sus variedades.
- Las harinas de trigo: harina integral o refinada, pan, galletas y bollería, rebozados, repostería, etc.
- Sémolas de trigo empleadas en pastas alimenticias (macarrones, sopas, cuscús, etc).
- El germen de trigo de herboristerías, así como la vitamina E en cápsulas, derivan del trigo.
- La avena, cebada y centeno contienen alguna proteína parecida al gluten de trigo, por lo que pueden (y suelen) no tolerarse.
- La cerveza deriva del trigo y/o la cebada.
- Algunas golosinas y dulces pueden contener harina espolvoreada.
¿Existen cereales o harinas sin gluten?
Sí: Harinas de alforfón, maíz, harina de maíz, maíz en mazorca sin cáscara, arroz, fideos de arroz, harina de arroz, semilla de sésamo, harina de sorgo, harina de castaña, harina de tapioca, harina de guisante, etc.
¿Qué más se puede comer?
Los enfermos afectados de enfermedad celíaca pueden comer de todo (aparte de lo referido) sin más riesgos de desarrollar diarrea que la población general: Grasas y aceites de cocina, leche, mantequilla, queso, el yogur (excepto con el sabor a cereal), frutas, plátano, guisantes, judías, lentejas, vegetales, patata, pescado y carne, condimentos, frutos secos…
Los cereales de desayuno exclusivamente a base de maíz ("corn flakes" o copos de maíz) y/o arroz no representan ningún problema. En períodos activos de la enfermedad, el pediatra puede indicar que se limite también la ingesta de lácteos, para no agravar el problema con la intolerancia a la lactosa pasajera que suele asociarse a los estados de diarrea aguda.