Al llegar la primavera se alargan los días, comienza el buen tiempo, el calor… pero también es habitual que nos sintamos cansados o más bajos de ánimo. Esto es debido a la llamada astenia primaveral, que afecta especialmente a las personas más vulnerables a los cambios estacionales como son las personas mayores.
Actualmente todavía existe una discusión sobre si debe ser considerada o no como una patología que ha de ser tratada. Por el momento, la tendencia es a considerarla un trastorno adaptativo.
La astenia aparece durante el paso del invierno a la primavera. Los cambios de horario, de presión atmosférica y las condiciones de luz provocan que modifiquemos nuestra rutina diaria para aprovechar el buen tiempo y los días más largos.
Síntomas de la astenia primaveral
Los principales síntomas son:
- Cansancio generalizado.
- Alteración del sueño y dificultad para conciliarlo.
- Falta de energía y motivación.
- Irritabilidad.
- Ansiedad.
- Pérdida de apetito.
- Dolor de cabeza.
- Problema de concentración.
La astenia primaveral desaparece generalmente en unas pocas semanas sin necesidad de medicación, pero si se alarga más tiempo es recomendable consultarlo con el médico, ya que puede tratarse de un problema más grave.
¿Cómo evitar la astenia primaveral?
Aunque no existe un tratamiento específico, sí que existen algunas conductas que podemos incorporar a la rutina de nuestros mayores. Lo más importante es asegurar una dieta saludable con frutas y verduras frescas de temporada y mantenerse hidratado, ya que la subida de las temperaturas hace que las personas mayores se deshidraten con más facilidad. Y por último, pero no por ello menos importante, siempre hay que intentar mantener una actitud positiva para no dejarnos vencer por la astenia y hacer que nuestra vida sea lo más alegre posible.
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