La fibromialgia es una enfermedad crónica que cursa con brotes de dolor recurrente en puntos sensibles del aparato musculoesquelético:
- Cuello.
- Hombros.
- Tórax.
- Zona lumbar.
- Caderas.
- Brazos y piernas.
Esta enfermedad se da con mayor frecuencia en mujeres de entre 20 y 50 años de edad.
Las causas de la fibromialgia se desconocen con exactitud. Se especula con la existencia de un condicionante genético que predispone a sufrir la enfermedad, aunque aún no se ha identificado. Asimismo los expertos consideran que está relacionada con ciertos factores de riesgo:
- Lesiones recurrentes.
- Trauma físico o emocional.
- Una respuesta anormal al dolor.
- Alteraciones del sueño.
- Existencia de ciertas enfermedades: depresión, síndrome de fatiga crónica, hipotiroidismo, cefaleas, artritis reumatoide, lupus eritomatoso, espondilitis anquilosantes, etc.
Síntomas de la fibromialgia
Como ya se ha señalado, el principal síntoma de la fibromialgia es el dolor que se produce en músculos, huesos, tendones, y otros tejidos blandos, especialmente en la zona de la parte posterior del cuello, los hombros el tórax, la región lumbar, brazos, piernas y caderas. Son puntos de sensibilidad a partir de los cuales el dolor se irradia hacia otras zonas próximas. Además el dolor puede variar en intensidad y en calidad y empeorar en situaciones de estrés, ansiedad, humedad y frío, así como con la actividad diaria.
Pero hay otros síntomas que se dan con mayor o menor frecuencia:
- Estado de cansancio o fatiga.
- Despertar con rigidez en el cuerpo.
- Bajo estado de ánimo.
- Trastornos del sueño.
- Problemas para concentrarse.
- Entumecimiento de manos y pies.
- Migrañas tensionales.
- Síndrome del Intestino Irritable.
Tratamiento de la fibromialgia
El objetivo fundamental del tratamiento de la fibromialgia es eliminar o aliviar el dolor. Aunque se dispone de algún fármaco con indicaciones específicas pare esta enfermedad, lo cierto es que se utilizan muchos otros, en función de la sintomatología que presente cada paciente: antidepresivos, relajantes musculares, inductores del sueño, analgésicos, anticonvulsivos, etc.
No obstante, para el tratamiento de la fibromialgia se recurre también a la fisioterapia, la psicoterapia y el uso de técnicas de relajación. Asimismo, se recomienda la práctica de ejercicio y una alimentación equilibrada.