Cuando la mujer tiene un retraso con respecto a su menstruación comienzan las sospechas de un posible embarazo. Por lo general, antes de acudir al ginecólogo se suelen realizar los test de embarazo, disponibles en la farmacia y con una eficacia muy alta, entre un 97 y un 99 %. Pero no siempre son infalibles.
¿Cómo funciona el test de embarazo?
Cuando la mujer se queda embarazada, es decir, que un óvulo ha sido fecundado, su cuerpo comienza a producir la hormona GCH (gonadotropina coriónica humana). Esta hormona tiene la función de proteger al embrión fecundado del sistema inmunológico materno ya que lo considera un cuerpo extraño y además detiene el ciclo menstrual.
El test de embarazo mide la cantidad de GCH en la orina debido a que su concentración es alta desde el día nueve, tras la fecundación, y durante todo el embarazo. Su valor más alto se obtiene al final del tercer trimestre y después se reduce un poco.
Por este motivo se debe esperar un par de días después del primer retraso de la menstruación para poder obtener un resultado fiable.
¿Cuándo puede dar un falso positivo?
A pesar de ser una prueba bastante fiable existen circunstancias que rodean a la mujer que pueden provocar que los resultados positivos del test no sean ciertos.
- Tratamiento farmacológico: los medicamentos que contienen la hormona GCH, que se utilizan en los tratamientos de infertilidad, suelen dar resultados muy altos de concentración, pudiendo indicar que existe un embarazo cuando no es cierto. Por este motivo es más fiable que sea el ginecólogo quién realice las pruebas. Y en general, en todos aquellos fármacos que contienen principios activos que producen alteraciones en las hormonas.
- Ciertas enfermedades: algunas enfermedades pueden provocar que la mujer produzca mayor cantidad de hormona GCH, aunque no esté embarazada:
- Trastornos de la glándula pituitaria.
- Enfermedades trofoblásticas gestacionales (células anormales que crecen en el útero).
- Algunos tipos de cáncer como son el de ovario, mama, vejiga, riñón, hígado, pulmón y estómago.
- Infecciones renales o del tracto urinario.
- Quistes en los ovarios.
- Embarazos anembrionarios (sin embrión): este tipo de embarazo se produce cuando el óvulo es fecundado y se implanta en las paredes del útero, después se produce el desarrollo del saco embrionario, pero sin que exista embrión dentro. La sintomatología es la misma que si fuera un embarazo, pero se produce un aborto debido a que no existe feto.
- Embarazos ectópicos: en esta situación, el óvulo ha sido fertilizado y existe un embrión. Sin embargo, el óvulo fecundado se ha implantado fuera del útero por lo que las posibilidades de que llegue a término son muy reducidas, pudiendo, incluso, tener consecuencias graves en la mujer.
- Después de un parto, cesárea o aborto: los niveles de la hormona GCH se mantienen elevados en las madres tras el parto, cesárea o aborto hasta varias semanas después. Los niveles se van reduciendo de manera gradual.
- Líneas de evaporación: cuando se realizan los test de embarazo es muy importante seguir las instrucciones del fabricante. Aunque son muy similares, cada marca dará sus propias indicaciones. Estas suelen ser muy sencillas, poner en contacto las tiras reactivas con la orina y esperar a que estas cambien. Por lo general, en pocos minutos (entre 3 y 10) se obtienen los resultados, pero si esperamos más de lo indicado, por ejemplo 30 minutos, la evaporación de la orina puede provocar que salgan más líneas.
