En un embarazo normal se puede sufrir alguna leve molestia sin importancia. Sin embargo, hay ocasiones en las que pueden aparecer determinadas complicaciones más graves que requieren la intervención del médico. El profesional decidirá si ve necesario un control más estrecho de la salud de la madre y del feto.
Existen determinadas señales de alarma o síntomas que la mujer embarazada debe comunicar a su ginecólogo de inmediato, ya que pueden ser indicativas de un problema grave para el que un tratamiento inmediato es vital.
Se pondrá en conocimiento del médico cualquier circunstancia que resulte preocupante, especialmente:
- Vómitos intensos y persistentes.
- Diarrea.
- Dolor al orinar.
- Dolor de cabeza no habitual.
- Hinchazón en zonas distintas de los pies y tobillos por la tarde, o en estos lugares si no desaparecen con el reposo nocturno.
Se deberá acudir inmediatamente a la clínica o al hospital si se observa:
- Sangrado vaginal.
- Pérdida de líquido vaginal.
- Dolor abdominal intenso o contracciones uterinas dolorosas.
- Fiebre.
- Ausencia de movimientos del bebé (en los últimos meses de embarazo).