Un estudio publicado en la revista Journal of the American College of Cardiology demuestra que las personas que optan por correr para la práctica habitual de ejercicio físico tienen un 30% menos de probabilidades de morir que los que no hacen ningún tipo de ejercicio y un 45% menos de hacerlo a causa de una enfermedad o accidente cardiovascular. Así los que corren tienen por término medio una esperanza de vida de al menos 3 años más que las personas sedentarias.
Pero otras investigaciones han permitido determinar que realizar una carrera diaria corta (5-10 minutos) y de alta intensidad (velocidad rápida) puede ser tan beneficioso para la salud como hacerlo despacio y durante más tiempo. Estos beneficios también son los mismos para las personas que corren mucho o poco, independientemente de que lo hagan despacio o rápido.
Por lo tanto, la elección final dependerá de los criterios de cada cual, atendiendo a los objetivos personales que se haya fijado. Si éstos se centran en la salud, ya se sabe:
- Se controla el colesterol, la diabetes y la hipertensión arterial.
- Se pierde peso sin pérdida de masa muscular.
- Se previene la osteoporosis fortaleciendo los huesos.
- Se tonifican y fortalecen los músculos.
- Se fortalece el corazón y mejora el riesgo sanguíneo.
- Se aumenta la capacidad pulmonar y la resistencia al esfuerzo.
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Se combate el estrés y se adquiere un estado mental más equilibrado.
En cualquier caso, lo cierto es que la inclusión en el entrenamiento del trabajo de velocidad permite obtener una mejora mayor de la condición física, dado su alto nivel de exigencia, que sobrepasa la comodidad de un entrenamiento normal.
Dónde correr
No siempre hay una pista de atletismo a mano, pero sí un parque o calles por las que correr. Para quienes no se entrenan para competir, sino para mantenerse en un buen estado de forma, lo más recomendable es hacerlo en caminos de tierra, pues son menos agresivos para las articulaciones, aunque revisten cierto peligro cuando están resbaladizos.
Un parque, el campo o los senderos de montaña ofrecen, además la ventaja de un aire no contaminado, pues hay que considerar que al correr se hiperventila y que si se hace en el asfalto de las calles se respira el tubo de escape de los coches.
Otra cosa a tener en cuenta es que el recorrido elegido tenga cuestas, pues en la subida se adquiere potencia y en las bajadas se aumenta la frecuencia de las zancadas. La montaña ofrece el valor añadido de que mejora la coordinación y el equilibrio, dado que se el terreno es más irregular y presenta más obstáculos. Pese a todo, siempre está la opción del gimnasio para practicar el running sobre la cinta de correr, con la ventaja de que siempre hará buen tiempo.
