Dejar de fumar no es sencillo y en el proceso surgen algunos problemas que incluso actúan como elemento disuasorio de muchos fumadores a la hora de abandonar el tabaco:
- Ganancia de peso: es normal que al dejar de fumar se registre una ganancia de peso. De hecho esto se produce habitualmente en la mitad de las personas que abandonan el tabaco y es una causa importante de recaída especialmente entre las mujeres. No obstante, esta situación se puede evitar complementando el tratamiento de deshabituación del tabaco con una dieta adecuada y ejercicio físico. Con alguno de los tratamientos disponibles, se mantiene el peso, pero éste aumenta una vez finalizado, por lo que es conveniente mantener la dieta y la práctica de ejercicio durante algún tiempo después de haber dejado de fumar.
- Comorbilidad psiquiátrica: si una persona tiene antecedentes psiquiátricos o presenta alteraciones del comportamiento, durante el tratamiento para dejar de fumar pueden surgir complicaciones, por ejemplo una depresión. De ser así se debe tratar adecuadamente este problema e incluso remitirlo a un psiquiatra o psicólogo clínico.
- Craving: se da cuando después de haber dejado de fumar se tienen ganas de coger un cigarrillo y se produce un estado de ansiedad. Pero es algo normal y se pueden seguir algunos consejos para superarlo: ejercicios de respiración, pensar en otra cosa, hacer ejercicio físico, realizar alguna actividad, etc. Además, conviene tener presente que los tratamientos farmacológicos disponibles ayudan a controlar el craving. En cualquier caso, es muy importante no tener cigarrillos al alcance para evitar caer en la tentación.
- Recaída: después de un tiempo sin fumar muchas personas vuelven a hacerlo. Lo importante es no tomar esto como un fracaso y ser consciente de que si se ha conseguido ya una vez será más fácil volver a dejar de fumar. Ante una recaída, lo mejor es volver a empezar.